La responsabilidad parental en un contexto transfronterizo

SCHMUCKBILD + LOGO

INHALT

BREADCRUMB

Estudios de casos

 

Estudio de caso “Benedict”

Benedict tiene 3 años y es hijo de Kristine, una enfermera letona de 32 años, y de Brian, un ingeniero irlandés de 34 años. Kristine y Brian se conocieron hace cinco años en un pub de Dublín, cuando Kristine acababa de llegar para empezar a trabajar en un hospital universitario. Mantuvieron una relación con interrupciones durante un año hasta que Kristine se quedó embarazada. Intentaron vivir juntos un tiempo durante el embarazo, pero las cosas no salieron bien. Sin embargo, ambos estaban muy decididos a desempeñar un papel muy activo como padres y cuando nació su hijo Benedict, en septiembre de 2009, acordaron que Brian debía ser designado tutor de Benedict y firmaron los documentos necesarios para ello. Benedict vivía con su madre y pasaba con su padre las tardes de los miércoles y uno de cada dos fines de semana, desde el sábado por la mañana hasta el domingo por la tarde. Al principio, su madre no estaba muy convencida de dejarle pasar la noche con su padre, pero al final consintió. Mientras conservó su puesto de trabajo, estuvo satisfecha con esta situación y su vida en Irlanda, aunque echaba de menos a su familia y amigos. Sin embargo, durante la crisis financiera, tanto Kristine como Brian perdieron su puesto de trabajo. Brian consiguió un puesto menos cualificado ayudando en el negocio de su hermano, pero Kristine se quedó sin nada y se vio obligada a vivir de la ayuda social, y cada vez se sentía más incómoda viviendo en el extranjero, en particular porque sabía que podía conseguir un trabajo en Riga que, aunque no estuviera muy bien pagado, al menos le permitiría volver a casa. Intentó hablar con Brian acerca de esta posibilidad, pero él se oponía rotundamente, diciendo que tenía miedo de perder a Benedict. Después de todo, ¿qué iba a impedir que Kristine encontrara un marido letón, se casara y tuviera otro hijo, y Brian se quedara sin nada y sin nadie, y además tal vez tuviera que pagar una pensión alimenticia a un hijo al que nunca vería? Pero Kristine no dejaba de pensar en ello y, finalmente, una semana de julio se marchó de repente, porque sabía que Brian tenía que trabajar toda la semana y no tenía previsto llevarse a Brian hasta 10 días después. Brian estaba muy preocupado porque no pudo ponerse en contacto con Kristine por teléfono durante una semana y cuando acudió a su apartamento a recoger a Benedict para pasar el fin de semana, descubrió que los dos se habían ido y que el apartamento estaba vacío. Se sentía tan dolido, enfadado y desesperado que solicitó la restitución de Benedict en virtud del Convenio de La Haya de 1980 y también notificó el hecho a la policía para que se formulara una acusación penal contra Kristine por la sustracción de un menor. Kristine tenía mucho miedo de regresar por la posibilidad de ser detenida y perder a su hijo para siempre. El procedimiento de La Haya tendrá lugar en Riga a principio de noviembre y la mediación se ha programado para un fin de semana a finales de octubre. La mediadora letona cuenta con formación psicosocial y habla inglés con fluidez, mientras que el mediador irlandés cuenta con formación jurídica, pero no habla letón.